Narciso. El vértigo. La piel. Horas de otra agonía que mi cuerpo no comprende y la insistencia azul del agua. Mi mano se refleja en el espejo y me convoca frente a mí con una fuerza que mi mano verdadera no conoce en el umbral de este retrato. Apenas un segundo y mi mirada es ya otra forma, un gesto fiel que no recuerdo haber borrado en mi memoria. Doy crédito a los ojos que me miran, a la proximidad del tacto. Cuando el espejo es otra vez el escenario, tiendo mi mano sobre el códice del agua y entre mis dedos veo crecer un pez secreto, transparente." Carlos Jiménez Arribas
3 comentarios:
Para cuando vienes a ver el Narciso Jacetano?
Besos de flor inclinada ante ti
Un poema. Una vez:
"Narciso. El vértigo. La piel. Horas de otra agonía que mi cuerpo no comprende y la insistencia azul del agua..."
Narciso. El vértigo. La piel. Horas de otra agonía que mi cuerpo no comprende y la insistencia azul del agua. Mi mano se refleja en el espejo y me convoca frente a mí con una fuerza que mi mano verdadera no conoce en el umbral de este retrato. Apenas un segundo y mi mirada es ya otra forma, un gesto fiel que no recuerdo haber borrado en mi memoria. Doy crédito a los ojos que me miran, a la proximidad del tacto. Cuando el espejo es otra vez el escenario, tiendo mi mano sobre el códice del agua y entre mis dedos veo crecer un pez secreto, transparente."
Carlos Jiménez Arribas
Publicar un comentario