Estoy en la pista cómoda. Por el momento no despegaré.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Estructuras inquietas











La montaña no finaliza allí donde mi ojos la alcanzan.
La montaña se implica en el viento, en la nieve.
La montaña atesora estructuras inquietas ante las cuales nos quedamos fijos.

4 comentarios:

Ventana indiscreta dijo...

Una montaña, y más en invierno, se deja acariciar, pero siempre se ha de tener en cuenta quién es la dueña de la sensualidad.
Buenos textos mínimos.

alicia dijo...

Esas estructuras inquietas que esconde la montaña me han dejado clavada con la mirada ladera arriba... Precioso texto

virgi dijo...

La montaña existe para llegar a la cima. Desde allí pertenecemos más al cielo y al aire.

Besos

Pedro M. Martínez dijo...

La montaña está quieta, el viento la acaricia, la nieve la cubre, el sol la calienta, son nuestros ojos los que la ven lejana y cambiante.
Una vez más, la mirada.